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¡Qué lío la Ley del “solo sí es sí”!

¡Qué lío la Ley del “solo sí es sí”!

28 Novembre 2022 Antonio Fiorella
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¡Qué lío! ¡La Ley del “solo sí es sí” está causando más revuelo que nunca en tierra de España! Entre los políticos, la Fiscalía, los jueces no se encuentra manera de ponerse de acuerdo sobra la interpretación uniforme de la ley. Y, claro está, lo mismo pasa en la calle. Es decir, estamos en aguas turbias, en arenas movedizas, en el área más controvertida del lenguaje en relación con el comportamiento.
Sin embargo, para que haya una ley que establezca “solo el sí es sí” estamos en el “Imperio de las mentiras”.

Puta, ramera, zorra, fulana, buscona / prostituta, squillo, meretrice, escort 

Qué sorprendente coincidencia encontrarse con Nayra, Asunción, Paquita, MariCarmen, Margherita, Lourdes... aproximadamente entre más de una docena de mujeres y ser ¡el único hombre que participa a un grupo de lectura!

Fatal coincidencia, el primer cuento tiene como protagonista una puta y tema de fondo, claro, “la profesión más antigua del mundo".

Coincidencia diabólica, la autora de la historia es una mujer de la misma edad que yo.

La semana pasada esta serie de casualidades me rejuveneció de repente, porque no me redujo solo veinte años, sino que me devolvió a cuando tenia veinte años de edad. Lo que despertó mi curiosidad en grado sumo. 

El cuento de Elsa López Al cruzarme contigo, como ya hemos adelantado, trata sobre la profesión más antigua del mundo: una puta habla abiertamente de sí misma con una mujer desconocida. Confiesa que es feliz con su profesión y coherente hasta el punto de confundir la otra mujer, la narradora, que parece arrepentirse de no haber podido o sabido afrontar con igual tranquilidad su elección de vida. Sin hipocresía.

¿Qué dirán mis compañeras de clase sobre el final de la historia? ¿Cuántas confesiones innombrables vamos a descubrir? ¿Mezcladas con admisiones veladas y/o arrepentimientos tardíos?

Pero no es por estas preguntas que me siento animado. Por el contrario, evitemos malentendidos y centrémonos en el tema.

Me siento rejuvenecido porque he vuelto a mis recuerdos y fantasías juveniles. Cuando tenía veinte años, tal vez incluso era más joven, una canción de moda entre nosotros muchachos, fue El problema más importante. Comenzaba así:

¡El problema más importante para nosotros es encontrar una mujer por la noche también porque nunca, nunca la encontramos!

Y seguían, entre nosotros chicos solitarios nunca acompañados de chicas, comentarios como los expresados en el cuento: que afortunadas las mujeres, tal vez no trabajen, no estudien y tal vez conozcan a un hombre rico, y después de todo, a falta de otras posibilidades, siempre pueden elegir la profesión de puta... Efectivamente ¡casi todos estábamos orientados hacia la profesión más antigua del mundo! Cambiaba la modalidad, en qué entorno ejercerlo, y en ocasiones incluso fantaseamos sobre la tarifa a aplicar. Faltaba la oportunidad: el cambio de sexo sí nos parecía ir demasiado lejos...

Ahora miradlo bien. Entonces han pasado para mí (quizás para muchos otros hombres) 50 años de sentimiento de culpabilidad por la herencia cultural del màs fuerte y afortunado porque el hombre no tiene que parir, 50 años de sentimiento de castración – bueno, solo en sentido metafórico, represión de pensamientos machistas, harto de escuchar encuestas donde las mayorías de las mujeres dicen que a menudo fingen, que han pasado mucho tiempo con hombres sin encontrar el placer, etc. etc. y por fin descubrimos que en el fondo esos son pensamientos compartidos que se encuentran también en la literatura moderna. ¡Madre mía! 

Volviendo al cuento, el tema tratado por la escritora sorprende al dibujar una forma de pensar dominada por los hombres, muy extendida sobre todo en el pasado. Esto yo creía.

¿Cuál habría sido el comentario de las mujeres lectoras si un hombre hubiera escrito el mismo cuento?

Yendo al estilo del cuento, es de notar la eficacia para mantener al lector enganchado al texto. Y aquí es donde encontramos una justificación: si Elsa López hubiera elegido dar espacio a la educación, la explotación de la mujer, la cultura desde el Antiguo y Nuevo Testamento, habría escrito una novela y no un cuento.

Al cruzarme contigo tiene un estilo perfecto, un contenido provocativo y ¡gracias Elsa por hacerme volver a mis veinte años! 

“Cuando conseguí calmarme y pensé en sus palabras, en las elecciones de su cuerpo, en la manera de ganarse la vida… supe que había llorado por mi misma y por la desventura de no haber sabido ser puta a tiempo”. (Elsa López, Ella quiere ser sorda)

 

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